martes, 1 de diciembre de 2009

Darío Jaramillo

Darío Jaramillo Agudelo: nació en Santa Rosas de Osos (Antioquia) el 28 de julio de 1947. Terminó el bachillerato en Medellín y posteriormente se graduó como abogado y economista en la Universidad Javeriana en Bogotá. Pertenece a la generación desencantada. Empezó escribiendo una poesía irónica e intelectual. Esta estaba dada por un tono humorístico, ensayó una poesía intima de corte amoroso. La poesía es un tema fundamental en todas sus obras, los otros temas que perviven son el amor y erotismo, la amistad, la música, el azar, el humor, los convencionalismos, la moral burguesa, el poder y el dinero.

Vale mencionar "Historia de una pasión", relato autobiográfico pues en este texto Jaralillo hace mención al pueblo donde nació y se considera una de las mejores prosas colombianas del siglo XX.
“Ignoro quien dijo que la vida de un poeta son sus poemas, o si es una frase de todos, un lugar común. Aún así, creo que en
mí casi es cierta. En varios poemas he tratado de volver palabras las pulsaciones de la luz, de la música, de la sangre, en
aquellos siete años luminosos de mi infancia en Santa Rosa”.

En la actualidad, Jaramillo se desempeña como subgerente cultural del Banco de la República, dirige el Boletín Cultural y Bibliográfico y es miembro de los consejos de redacción de la revista Golpe de Dados, de la editorial Cave Canem y de la fundación Simón y Lola Guberek.

Poemarios:
Publicó Historias de una Pasión. (1974)
Tratado de retórica (Premio Nacional de Poesía Eduardo Cote Lamus 1977)
Poemas de amor (1986)
Cantar por Cantar (1992)
Antología poética (Caracas, Monte Avila, 1992)
Cuánto silencio debajo de esta luna (México, UNAM, 1992)

Novelas y otros textos:
La muerte de Alec (finalista Premio Plaza & Janés, 1983)
Cartas cruzadas (1994)
Guía para viajeros (1991)
Aventuras y desventuras de Pánfila con los números
La nueva historia de Colombia (1976)
Sentimentario. Antología de la poesía amorosa y erótica de Colombia (1985)
Antología de lecturas amenas (1988)
Poemáquinas (1992)

William Ospina

William Ospina Buitrago (nacido en Padua, Tolima, en 1954) estudió Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad Santiago de Cali; carreras que no terminó. Fue redactor del suplemento Erafalario del diario el pueblo en Cali. En su obra "Los extraños prófugos de occidente" recorre las lecciones de vida y muerte de Rimbaud, Whitman, Emily Dickison y Lord Byron, escritores que han sido influencia en sus obras.

Su obra aborda la problemática del país con un gran compromiso político y social, con gran ritmo y amplio léxico, también abundan los monólogos dramáticos y temas históricos en sus obras.

Poemarios:
Hilo de arena (1986)
El país del viento (1992)
¿Con quién habla Virginia caminando hacia el agua? (1995)
Poesía 1974-2004 (2007)

Ensayos:
Aurelio Arturo (1991)
Es tarde para el hombre (1994)
Esos extraños prófugos de Occidente (1994)
Los dones y los méritos (1995)
Un álgebra embrujada (1996)
¿Dónde está la franja amarilla? (1996)
Las auroras de sangre (1999)
Los nuevos centros de la esfera (2001)
La decadencia de los dragones (2006)

Novelas:
Ursúa (2005)
El País de la Canela (2008)

Premios:
Premio Nacional de Ensayo (1982)
Premio Nacional de Poesía (1992)
Premio de Ensayo Ezequiel Martínez Estrada de Casa de las Américas (2003)
Premio Rómulo Gallegos (2009)

POETAS EN CONTRAVÍA

Estos dos exponentes de la poesía colombiana contemporánea tienen entre si relaciones más íntimas que las que revelan sus poemas. Es así como ambos poetas nacieron en pequeños pueblos provinciales, y en su proyecto de vida contemplaron la posibilidad de estudiar abogacía, siendo sólo concretada por Jaramillo, Ospina por lo contrario declinó en este intento y es en este momento que sus destinos literarios comenzaran a bifurcase y direccionarse hacia metas opuestas. Pero antes de poder observar su lejanía poética es necesario poner sobre la mesa sus inicios literarios y sus posibles influencias en su estética.

Jaramillo y Ospina comparten una inmensa fuente de autores que han influenciado sus estéticas. Entre ellos podemos encontrar a autores como: León de Greiff, Alberto Aguirre, Walt Whitman, Alfonso Reyes, Jorge Luis Borges, Rogelio Echavarría, Aurelio Arturo, Fernando Arbeláez, Rimbaud. De esta fuente y tradición poética, ambos escritores se han nutrido en abundancia; de ahí que sus poéticas y estéticas tengan ciertos aspectos semejantes como lo son sus insinuaciones irónicas, su lenguaje simple y claro y una intención comunicadora totalmente transparente. Pero hasta ahí llegan las similitudes y del mismo modo que en sus vidas tomaron decisiones diferentes con respecto a sus estudios académicos, lo harán con la dirección y el sentido de sus poéticas.

Jaramillo se convertirá entonces en un poeta cuya dirección es el sentimiento, en especial con temáticas relacionadas con el amor, tanto fue su empeño en este estilo que la crítica lo ha denominado como el renovador de la poesía amorosa en Colombia, sus versos de corte intimista, deconstruyendo la metáfora para darle paso a una palabra sencilla, sin pretensiones, sólo con la emoción de conectar al lector con el poema. Por otro lado su vida intelectual ha girado en torno a las letras. Sus vínculos con los Nadaistas y la generación de Golpe de dados, lo han mantenido constante en las esferas intelectuales de Bogotá, siendo hoy en día el Subgerente de cultura del Banco de la República, Editor de la revista Golpe de Dados, Cave Canem y sub director de la fundación Simón y Lola Guberek. Su poesía es entonces una recopilación y un monumento a la sensibilidad y el espíritu emotivo de los versos poéticos; su ambiente se torno al mundo estrictamente literario y su vinculación y compromiso con la preservación y expansión de la cultura.

En el otro lado del espectro está Ospina. Su vida da un giro hacia la poética política, esto es debido a que sus principales pilares no son la emotividad y sensibilidad de la poesía, sino a la parte racional de la misma. Su estética esta llena de alusiones a hechos históricos y políticos, a sus vinculaciones personales con ideas, movimientos e intelectuales. En sus textos podemos encontrar personajes del ámbito letrado como Fran Kafka, Gabriela Mistral, Federico Nietzsche, entre otros, y al mismo tiempo textos dedicados a eventos históricos como la llegada a la luna, las guerras de independencia y la violencia en los llanos orientales. Su poesía esta libre de adornos, su interés es la comunicación directa con el lector y su vinculación con el tiempo en el que vive. Su vida fuera del texto no es nada diferente. Sus intereses políticos han salido a flote en las columnas que ha escrito, su vinculación a grupos y partidos políticos tampoco se quedan atrás, siendo él uno de los cofundadores del partido Polo Democrático.

EN LA MISMA DIRECCIÓN

Aun cuando estos dos poetas parecen estar distanciados, por sus posiciones, temáticas e intenciones, sus obras comparten tantos lazos que podría decirse que tiene un objetivo en común.

Ambos pertenecen a la generación desencantada Darío propiamente dicho lo es, aunque William no es del todo encasillado en este grupo, ambos aunque con su propio estilo y estética consiguen esbozar la trama de un nuevo romanticismo colombiano. Desde la óptica sentimental de Jaramillo se puede ver claramente como intenta recuperar, adaptar, simplificar y comunicar las emociones y los sentimientos. Por parte de Ospina tenemos la misma intención de recolectar y transforma antiguas estéticas poéticas, pero no para resaltar emocione o sentimientos, sino para crear esa noción de añoranza tan viva en los poetas románticos del siglo XIX, sobre todo de los ingleses y los alemanes. Esas constantes retrospectivas, esas remembranzas de sucesos históricos, esas odas a tan grandes personajes de la historia no son más, ni son menos, que reconstrucciones, reconfiguraciones de un estilo casi extinto y del mismo modo que Jaramillo revive la poesía del amor, Ospina revive la poesía del añoramiento.

Es en este momento que por fin podemos verlos en el mismo haz de luz, compartiendo no sólo formas similares, sino direcciones totalmente definidas. Claro está que Jaramillo lo realiza desde el corazón de un grupo de intelectuales como lo es el conformado por los poetas del grupo de Golpe de dados mientras que Ospina lo hace desde su propia periferia. Ambos manejando distintas temáticas pero compartiendo una voz muy similar. Tal vez en ese inicio de sus vidas profesionales, remotamente y en una extraña conjunción de los eventos posteriores a su educación académica, mientras se desarrollaban como intelectuales, encontraron la sincronización de su trabajo, venciendo las divisiones socioculturales, políticas y espaciales alcanzan a consolidar un frente unido, un horizonte de creación que los pone a ambos en la misma categoría, en la misma escuela, en la misma lucha.

HISTORIAS (1974)

Instrucciones para escribir un poema

Lo difícil de un poema está en escribir el primer verso
(y el segundo), pero luego de ese laborioso comienzo
después de la lucha con el aburrimiento,
usted podrá situar estratégicamente el nombre de una flor,

inventarse una muñeca de luz que alumbre el opaco
quinto verso (así hará un implícito homenaje a Agustín Lara)
o aun robarle a un amigo la imagen de la sombra de un
árbol que lentamente destruyó una casa;
pueden intentarse un arrebato de ira

cuidándose de insinuar un trágico presentimiento.
Otro camino puede ser relatar la historia
de una guitarra desangrándose en música una noche
de lluvia;

este es el ámbito ideal para un cuerpo de mujer,
para un beso o para el olvido.
Hasta aquí, violante, tenemos ya un soneto
(razón por la cual es mejor no seguir adelante).

TRATADO DE RETÓRICA (1978)

Razones del ausente

Si alguien les pregunta por él,
díganle que quizá no vuelva nunca o que si regresa
acaso ya nadie reconozca su rostro;
díganle también que no dejó razones para nadie,
que tenía un mensaje secreto, algo importante que decirles
pero que lo ha olvidado.
Díganle que ahora está cayendo, de otro modo y en otra parte del mundo,
díganle que todavía no es feliz,
si esto hace feliz a alguno de ellos; díganle también que se fue con el corazón vacío y seco
y díganle que eso no importa ni siquiera para la lástima o el perdón
y que ni él mismo sufre por eso,
que ya no cree en nada ni en nadie y mucho menos en él mismo,
que tantas cosas que vio apagaron su mirada y ahora, ciego, necesita del tacto,
díganle que alguna vez tuvo un leve rescoldo de fe en Dios, en un día de sol,
díganle que hubo palabras que le hicieron creer en el amor
y luego supo que el amor dura
lo que dura una palabra.
Díganle que como un globo de aire perforado a tiros,
su alma fue cayendo hasta el infierno que lo vive y que ni siquiera está desesperado
y díganle que a veces piensa que esa calma inexorable es su castigo;
díganle que ignora cuál es su pecado
y que la culpa que lo arrastra por el mundo la considera apenas otro dato del problema
y díganle que en ciertas noches de insomnio y aun en otras en que cree haberlo soñado,
teme que acaso la culpa sea la única parte de sí mismo que le queda
y díganle que en ciertas mañanas llenas de luz
y en medio de tardes de piadosa lujuria y también borracho de vino en noches de lluvia
siente cierta alegría pueril por su inocencia
y díganle que en esas ocasiones dichosas habla a solas.
Díganle que si alguna vez regresa, volverá con dos cerezas en sus ojos
y una planta de moras sembrada en su estómago y una serpiente enroscada en su cuello
y tampoco esperará nada de nadie y se ganará la vida honradamente,
de adivino, leyendo las cartas y celebrando extrañas ceremonias en las que no creerá
y díganle que se llevó consigo algunas supersticiones, tres fetiches,
ciertas complicidades mal entendidas
y el recuerdo de dos o tres rostros que siempre vuelven a él en la oscuridady nada.



De la necesidad de la poesía

Después de más de diez años de indagar las palabras
en una tonta construcción de mi imagen futura,
ocultando mis peores versos,
aquellos donde el crítico menos sagaz
puede descubrir fácilmente mi cursilería,
mi moral maniquea, mi incurable sentimentalismo
y los momentos en que odié con toda mi alma a mis
mejores amigos.
Después de tanto insomnio inútil, falsamente alucinado
Por una frase vacía que yo creía el verso perfecto
para exorcizar la soledad,
cogido en la trampa masoquista de nombrar
las angustias metafísicas que exageraba
deliberadamente,
y en lugar de ir donde las putas escribía un poema.
Después de acumular tanta mentira, ahora confieso
que nunca llamé las cosas por su nombre,
que nunca me atreví a hablar de mi incapacidad para
el amor,
ni del estúpido miedo que tengo de mí mismo,
ni de que no tengo la menor idea de dónde estoy
parado,
de que nunca he sido suficientemente leal con mis
amigos,
de que –a pesar de tanto lloriqueo—no tengo la
menor idea de lo que es un hermano,
de que la apatía se apoderó de mí desde hace tiempo,
de que ya creo que tengo callo en el alma
y de que estoy por creer que estas enfermedades que
la poesía no curo
tampoco son ningún inequívoco signo
de la pretendida lucidez de los poetas.




Los sueños del poeta


A veces sueño despierto cosas como éstas:
el volumen –anotado – de mis cartas, con un prólogo
muy erudito
ejecutado por uno de los especialistas en Darío
Jaramillo,
mi testamento, diciendo que mis papeles inéditos
deberán ser quemados
– es entonces cuando juego a adivinar quién será mi
Max Brod—
también sueño cómo serán las respuestas de los
reportajes que me harán:
serán brillantes y siempre de humor, aunque con
profundidad
aunque sin ofender a nadie, aunque sutiles, aunque
inteligentes
(aunque nunca se me ha ocurrido una respuesta así)
y sueño con los libros que yo escribiré
como esa maravillosa novela que renueva el lenguaje
y que nunca es aburrida y que captura una realidad
latinoamericana que permanecía oculta
entre charreteras y discursos, entre paisajes y
conventos,
esa novela que escribiré y que arrancará el aplauso
de García Márquez y de Cortázar; esa novela
que, sin cortar mis bellísimos poemas, dará lugar a
reportajes
con respuestas brillantes, humorísticas, profundas,
sutiles, inteligentes
y sueño con las hermosas mujeres con que me acostaré
desde aun antes de ser tan famoso
–aunque siempre el mismo tipo sencillo a quien la
fama no lo ha afectado—
y sueño con la hermosa pequeña casa semirrural que
tendré,
a pesar de que, obviamente, siempre voy a conservar
una valientísima actitud política
dispuesta a denunciar los atropellos del régimen;
y a veces sueño con los viajes que voy a hacer y con
los días
en que conoceré a otras celebridades como yo.
A veces sueño un montón de cosas de éstas,
pero todavía no se me ha ocurrido la primera línea
del primero de mis famosos libros.



El oficio

La poesía, es batalla de palabras cansadas; nombres
de cosas que el ruido escamotea;
llegan los fieles a reconocer el signo, heráldica donde
cada rito tiene su lugar;
allá la cornucopia, la ara, el gerifalte, aquí muy cerca
una noche y una estrella:
amplia red de sonidos que ocultan este corazón
aterido y amargo, un gajo de uvas verdes,
el silencio irrepetible de una calle de mi infancia.
La poesía: este consuelo de bobos sin amor ni
esperanza,
borrachos por el ruido del verbo, aturdidos por cosas
que significan otras cosas,
sonidos de sonidos.
Prefiero mirar tus cartas que leerlas; de súbito dibujas
un beso;
la poesía: esta langosta, esta alharaca, esta otra cosa
que no es ella,
la risa de Alejandra, el esplendor de tantos sueños
silenciosos,
una forma callada.

POEMAS DE AMOR (1986)

1
Ese otro que también me habita,
acaso propietario, invasor quizás o exiliado en este cuerpo ajeno o de ambos,
ese otro a quien temo e ignoro, felino o ángel,
ese otro que está solo siempre que estoy solo, ave o demonio
esa sombra de piedra que ha crecido en mi adentro y en mi afuera,
eco o palabra, esa voz que responde cuando me preguntan algo,
el dueño de mi embrollo, el pesimista y el melancólico y el
inmotivadamente alegre,
ese otro,
también te ama.


2
Podría perfectamente suprimirte de mi vida,
no contestar tus llamadas, no abrirte la puerta de la casa,
no pensarte, no desearte,
no buscarte en ningún lugar común y no volver a verte,
circular por calles por donde sé que no pasas,
eliminar de mi memoria cada instante que hemos compartido,
cada recuerdo de tu recuerdo,
olvidar tu cara hasta ser capaz de no reconocerte,
responder con evasivas cuando me pregunten por ti
y hacer como si no hubieras existido nunca.
Pero te amo.

3
Yo huelo a ti.
Me persigue tu olor, me persigue y me posee.
No es este olor un perfume sobrepuesto sobre ti,
no es el aroma que llevas como una prenda más:
es tu olor más esencial, tu halo único.
Y cuando, ausente, mi vacío te convoca,
una ráfaga de ese aliento me llega del lugar más tierno de la noche.
Yo huelo a ti
y tu olor me impregna después de estar juntos en el lecho,
y ese fino aroma me alimenta,
y ese aliento esencial me sustituye.
Yo huelo a ti.

8
Tu lengua, tu sabia lengua que inventa mi piel,
tu lengua de fuego que me incendia,
tu lengua que crea el instante de demencia, el delirio del cuerpo enamorado,
tu lengua, látigo sagrado, brasa dulce,
invocación de los incendios que me saca de mí, que me transforma,
tu lengua de carne sin pudores,
tu lengua de entrega que me demanda todo, tu muy mía lengua,
tu bella lengua que electriza mis labios, que vuelve tuyo mi cuerpo por ti purificado,
tu lengua que me explora y me descubre,
tu hermosa lengua que también sabe decir que me ama.

14
Sé que el amor
no existe
y sé también
que te amo.



De la nostalgia

Recuerdo solamente que he olvidado el acento de las más amadas voces,
y que perdí para siempre el olor de las frutas de la infancia,
el sabor exacto del durazno,
el aleteo del aire frío entre los pinos,
el entusiasmo al descubrir una nuez que ha caído del nogal.
Sortilegios de otro día, que ahora son apenas letanía incolora,
vana convocatoria que no me trae el asombro de ver un colibrí entre mi cuarto,
como muchas madrugadas de mi infancia.
¿Cómo recuperar ciertas caricias y los más esenciales abrazos?
¿Cómo revivir la más cierta penumbra, iluminada apenas con la luz de los Beatles,
y cómo hacer que llueva la misma lluvia que veía caer a los trece años?
¿Cómo tornar al éxtasis de sol, a la luz ebria de mis siete años,
al sabor maduro de la mora,
a todo aquel territorio desconocido por la muerte,
a esa palpitante luz de la pureza,
a todo esto que soy yo y que ya no es mío?